Una enfermedad o accidente puede significar una interrupción total de sus entradas económicas, mientras los gastos fijos persisten [Source: Medicorasse]. Esta vulnerabilidad financiera hace que una póliza de ILT sea crucial.
La prestación por incapacidad temporal para autónomos de la Seguridad Social suele ser inferior a sus ingresos reales. Un seguro específico para autónomos les permite asegurar una indemnización diaria que complemente la ayuda pública o la supere, garantizando la continuidad de sus finanzas. La tranquilidad de contar con este respaldo permite a los autónomos centrarse en su recuperación.
La prestación pública generalmente no cubre el 100% del salario, especialmente si se consideran complementos variables como comisiones o bonus, que pueden no incluirse en la base reguladora.
Un seguro de ILT para asalariados complementa la prestación pública, ayudando a mantener el nivel de ingresos previo. Esto es relevante para quienes tienen altas responsabilidades financieras. Según PolizaMedica.es, la cantidad estatal oscila entre el 60% y el 75% del salario; esta cobertura ayuda a paliar esa diferencia. Un asalariado debería considerarlo si desea garantizar la integridad de sus ingresos.
Sin embargo, pueden perder complementos salariales si la baja se prolonga [Source: PolizaMedica.es]. En estos casos, una póliza de ILT para funcionarios puede compensar esta pérdida.
Es importante considerar que las condiciones varían según la administración y si están adscritos a mutualidades como MUFACE. No obstante, para aquellos no cubiertos por estas mutualidades o que deseen protección adicional, una póliza de ILT privada es una excelente alternativa para no perder renta mensual. La decisión dependerá del análisis individual de su protección actual.
Conociendo los perfiles, es momento de profundizar en las protecciones concretas que ofrecen estas pólizas.
El elemento central de cualquier seguro de este tipo es la indemnización diaria. Es la cantidad que la aseguradora paga por cada día de baja, según lo pactado. Al contratar, elegimos la suma diaria deseada, dentro de un rango ofrecido. Esta elección determina el nivel de ingresos sustitutivos e influye en la prima.
El cálculo es sencillo: cantidad diaria pactada multiplicada por los días de baja cubiertos, superada la franquicia. Por ejemplo, con 50€/día y 30 días de baja (sin franquicia o superada), recibiríamos 1.500€. Esta cantidad debe aproximarse a los ingresos netos diarios que se dejarían de percibir o a los gastos fijos.
La mayoría de los seguros de incapacidad laboral temporal incluyen cobertura por enfermedad común y por accidente. La primera ampara patologías no laborales que impiden trabajar. La segunda protege frente a lesiones por causa violenta, súbita, externa y ajena a la intencionalidad. Muchos seguros cubren accidentes laborales y no laborales. Estas dos contingencias son la base del seguro de baja laboral.
Además de las coberturas básicas, muchas aseguradoras permiten personalizar la póliza de ILT con coberturas opcionales. Una común es la indemnización adicional por hospitalización, que proporciona un subsidio extra por día de ingreso. Otras pueden incluir indemnizaciones por intervenciones quirúrgicas o diagnóstico de patologías graves, o dolencias como lumbalgias. Algunas contemplan coberturas de embarazo y parto, usualmente con carencias.
Es fundamental distinguir entre contingencias comunes (enfermedad común, accidente no laboral) y contingencias profesionales (enfermedad profesional, accidente de trabajo). La mayoría de los seguros privados de baja laboral buscan cubrir ambas. Verificar este punto es crucial, ya que la cobertura de la Seguridad Social varía, especialmente para autónomos. Un seguro de ILT que cubra ambas amplía nuestra red de seguridad.
La franquicia en un seguro de baja laboral es el número de días iniciales de baja durante los cuales no percibimos indemnización. Una franquicia de 7 días significa que el pago comienza el octavo día. Mayor franquicia suele implicar menor prima.
Elegir la franquicia adecuada depende de nuestra capacidad financiera para afrontar los primeros días sin ingresos adicionales. Si disponemos de ahorros, una franquicia alta puede reducir el coste. Quienes necesiten la indemnización desde el inicio, optarán por franquicias bajas o nulas, aunque la prima sea mayor.
Al contratar una cobertura de ILT, debemos entender si opera bajo sistema baremado o indemniza por días reales de baja. Un seguro baremado establece de antemano el número de días de indemnización para cada patología, independientemente de la duración real. Uno por días reales paga por cada día de incapacidad efectiva, hasta el máximo contratado. El baremado ofrece certidumbre y tramitación ágil; el de días reales es más preciso. La idoneidad de este tipo de póliza dependerá de nuestras preferencias.
Los periodos de carencia son el lapso desde el alta de la póliza hasta que ciertas coberturas del seguro de baja laboral entran en vigor. Durante este periodo, si ocurre el siniestro afectado por la carencia, no hay indemnización. Generalmente, no se aplican a bajas por accidente. Para enfermedades, y especialmente embarazo, sí existen, pudiendo ser de varios meses.
Todo seguro de este tipo tiene exclusiones: situaciones donde la cobertura no aplica. Es imprescindible conocerlas. Comunes son enfermedades preexistentes no declaradas, incapacidades por deportes de riesgo profesional, actos negligentes graves (conducir ebrio), tratamientos estéticos, o bajas por estrés si no están específicamente incluidas.
Contratar un seguro de baja laboral con enfermedades preexistentes depende de la aseguradora y la enfermedad. Es obligatorio rellenar un cuestionario de salud declarando todas las patologías. La aseguradora puede aceptar sin restricciones, con sobreprima, excluyendo la patología, o rechazar la solicitud. La honestidad es clave.